Skip to content Skip to footer

Hay un lugar en esta ciudad que ha estado presente en mi vida de distintas maneras, a través del tiempo y con experiencias que guardo en rinconcitos de mi corazón. Desde el mes pasado ha cobrado un nuevo significado, o ahora que lo pienso, se trata mas bien de que ese lugar es una zona que trae consigo una serie de diferentes vivencias para las personas que lo elijen.

Es uno de los parques más bonitos, situado en la mitad de la urbe y a orillas de un río maltratado. Sencillamente, amo ese conjunto de parque, río, museos, edificaciones a escala humana. El Parque Forestal es sin duda uno de mis sitios preferidos.

Desde que soy pequeña ha sido un paseo imperdible con mi familia. Una de mis imágenes preferidas es la del parque con sus paseos arbolados y sus colores. Ver cómo va cambiando en las distintas estaciones del año, es hermoso. Recuerdo que íbamos al cerro San Cristóbal, subirlo ida y vuelta a pie para terminar el día caminando por el parque. Definitivamente, me encontraba exhausta pero muy contenta, regresando a casa dormida en el asiento trasero del auto totalmente estirada entre mis dos hermanas mayores (antes no había que usar el cinturón de seguridad, se acuerdan?).

Luego, en los últimos años de la universidad ir al parque, a la plaza Mulato Gil y al Berri eran salidas imperdibles. Caminar a solas por el parque, ir a las exposiciones en el Bellas Artes, hacer fotos, leer o simplemente sentarme bajo sus árboles, visitar la Universidad de Chile y su edificio emblemático, cruzar los puentes del río en invierno. Me acuerdo también que con una amiga nos hicimos una sesión fotográfica en el parque con la que nos divertimos mucho (tengo que buscar esas fotos, ahora que lo pienso). Y por supuesto, de recién casada llevé a pasear a mi marido, que es extranjero, para que conociera todo el sector, porque era especialmente importante para mí.

Ahora, con mi hijo hago lo mismo; lo llevo a pasear, a ver las exposiciones del museo, comprar libros usados en El Cid Campeador, tomar helados o comer algo rico en sus alrededores y celebrar festejos familiares en el Castillito. A veces, a escalar en sus plazas de juegos infantiles. Pero sin duda lo infaltable es dar paseos.

Y como dije al principio, recientemente, pude vivir otra experiencia significativa al alero del parque. Esta vez, a nivel profesional pude participar de unos días increíbles para el sector creativo, al cual llevo unida desde siempre. Fueron días intensos y de tanta belleza, difíciles de olvidar y de igualar.

Sencillamente este lugar histórico de la ciudad, de aires europeos, estilo romántico, con su paisaje forestal y su compañero río, es un emplazamiento difícil de igualar. Confío en que a futuro me de aún más motivos para seguir amándolo.

Acuérdate, sé respetuoso/a con mi trabajo, si no te gusta simplemente busca otro contenido acorde contigo, seguro lo hay. Y por supuesto, puedes compartir lo que publico, mencionándome en las entradas que hagas a través de cualquier medio.

Deja un Comentario

Contacto

¿Tienes preguntas?

¿Quieres colaborar como marca o persona inspiradora? ¿O tienes otras ideas interesantes?
Escríbeme a través de este formulario, en breve me pondré en contacto contigo.

    Las Horas del Verano © 2025. Todos los derechos reservados.

    Go to Top