
En esta foto aparezco en una calle del barrio gótico de Barcelona hace algún tiempo atrás. Y al verla, esta me lleva a un lugar más atrás aún, del cual no tengo ninguna imagen. Me voy al año 1997 cuando tuve mi primera experiencia mística consciente y que recuerdo como un viaje vital sin igual. Sucedió de manera espontánea en una mágica noche inolvidable.
Pocas veces la comparto, ahora tampoco entraré en detalles, solo diré que por muchos años he sido muy reservada respecto a estos asuntos y la verdad es que ahora me apetece mucho transmitir que este tipo de experiencias son verdaderos saltos en la vida. Hay un antes y un después, te devuelven la consciencia de quien realmente eres. En mi caso ese después continúo trabajándolo para darle forma aquí en la 3D. Para mí es un acto de amor.
No sigo religiones, sí sigo aquello que es más grande que yo y el universo entero, algunos le llaman el Todo, el Gran Espíritu, otros le llamamos Dios. Y digo sigo cuando en verdad está siempre dentro de mí en mi corazón y que yo también soy parte de él, de ese todo. Soy un fractal. Somos fractales.
En este recorrido he ido profundo en mí y en lo que me rodea, no hay más extraordinaria sensación que aquella en la que sientes fuerte la unicidad de todo lo que te rodea; la belleza de la vida, de la madre Tierra y del espíritu de cuanto está creado.
Me siento afortunada de tener este tesoro en mis vivencias porque es un gran imán que magnetiza mi vida. Me atrae con fuerza cuando me dejo arrastrar por la corriente o por el rumeo mental. Soy muy agradecida por esto y pienso seguir cada día firme en mi compromiso de expandir mi vida guiada por lo invisible. Y de alentar a quienes sientan que es parte de su camino.
También agradezco que siendo una niña mirara la lluvia a través de las grandes ventanas de casa diciéndome a mí misma: es posible que la vida sea mucho más de lo que ven mis ojos.
Caminar en la belleza, tal y como señalan los nativos antiguos de América, es una oración hacia la vida, es una ofrenda hacia nosotros mismos y hacia el Gran Espíritu. Un camino que cada persona en este mundo puede andar y descubrir mientras respire.
Ese es mi deseo para ti, para todos los seres que habitamos este hermoso planeta azul.
Acuérdate, sé respetuoso/a con mi trabajo, si no te gusta simplemente busca otro contenido acorde contigo, seguro lo hay. Y por supuesto, puedes compartir lo que publico, mencionándome en las entradas que hagas a través de cualquier medio.