¿Qué hacías en Barcelona? es la pregunta que con mayor frecuencia me hacen al saber que viví en la ciudad. Personalmente, aunque entiendo que esta pregunta va mas relacionada con el ámbito laboral siempre la contesto de la misma manera: VIVIR.
Tal vez de buenas a primeras puede sonar un poco áspero, pero si va a acompañado de una sonrisa puede ser distinto. La respuesta a la pregunta tiene muchas aristas. La ciudad fue un lugar que escogí para vivir entonces para mí significa que hice lo que cualquier persona hace en la ciudad donde vive. No me fui a estudiar o a trabajar, aunque eso también lo hice. ¿Se entiende?
Y si fuera un poco más profundo diría que me fui en primera instancia a empaparme de todo lo que había de nuevo, sobre todo arte y cultura, playa, amor. Así comencé, con un año sabático para volver a nacer en una ciudad donde todo era nuevo. Esa fue mi primera gran intención, sumergirme al máximo y luego de experimentarla decidir qué hacer. Además estaba consolidando mi relación de pareja por lo tanto, mi empeño estaba en disfrutar, descansar, conocer, aprender. Y aún habiendo dificultades perseveré en ello todo lo que pude.
Y también me perdí, sí, me perdí de tanto sumergirme. Paradójico.
Así que llegar a vivir a Barcelona y vivir en la ciudad tuvo una suerte de muerte y renacimiento muy potente. Un proceso que llevó su tiempo, en el que las emociones y sentimientos se cruzaban y me encontraban, a veces en mi punto de balance interno y otras tantas me dieron la vuelta poniéndome de cabeza. No sabía que a pesar de haber tomado una decisión por propia voluntad igualmente viviría un duelo llamado duelo migratorio sumado al torbellino íntimo de euforia y tristeza.
Y sí: trabajé, estudié, me casé, hice amistades. Aunque sobre todo fui a desconectarme de todo lo conocido para encontrarme conmigo misma de formas mas profundas. Y supe con fuerza que mi camino sí o sí continuaba ligado a la cultura y el arte. No había vuelta atrás con eso. Ahora mi compromiso era ser parte del sector de forma activa, desde la creación.
Y algo en la ciudad y en toda Catalunya me llamaba de maneras que no se explicar bien, ¿tal vez fueran mis antepasados? Bueno, eso es ponernos muy esotéricos (o no).
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