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Llegué a vivir a Barcelona un día 7 de junio de 2001, aunque ya lo había decidido en febrero de 1996. Llegué para continuar una historia que había comenzado al menos 5 años atrás durante un viaje que me llevó a recorrer en tren distintos países y algunas ciudades junto a una amiga del colegio.
El amor por Europa ha sido algo que siempre a vivido en mí y visitar por primera vez el viejo continente no hizo mas que despertar un amor intenso e irresistible. Nada había en mi día a día como para que alguien pensara que uno de mis sueños era vivir en el extranjero. Sin embargo, ese anhelo anidaba en el fondo de mi corazón y sin apenas darme cuenta todo encajó para que pudiera irme a vivir a la hermosa Ciudad Condal.
Cuando la visité por primera vez en el año 1996 estaba estudiando en la universidad y llevaba una vida muy normal para una chica universitaria. Estudiaba una carrera sin especial interés, la que terminé mas bien por compromiso conmigo misma y mi familia. Un verano sin siquiera planearlo, visitaba a una amiga en su casa como cualquier otro día, solo que esa vez ella me hizo la mejor invitación de mi vida hasta entonces; me dijo algo así “…¿vienes conmigo a Italia a visitar a mi familia y nos vamos de viaje en tren por Europa?…” nos reímos y nos pusimos a hablar de Italia y todas las posibilidades del viaje. Esa misma noche en casa, le dije a mi mamá lo que habíamos estado conversando con mi amiga y para mi sorpresa tras escucharme muy entusiasmada me respondió con un rotundo sí. Unas semanas mas tarde, mi amiga y yo, estábamos en el aeropuerto con un billete de avión ida y vuelta a Milán y muchos ticket de trenes para recorrer Italia, Suiza, Francia, España y Portugal.
Todo el viaje fue especial, de principio a fin. Tantas experiencias, personas, lugares y una amistad que ha sido central en mi vida en muchos aspectos. Hasta hoy.
Barcelona se presentó ante mí de la mejor manera, la descubrí con tanto amor y admiración que solo pude querer volver a ella una y otra vez.
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