Skip to content Skip to footer

Se levantó más temprano que de costumbre, aunque esa mañana no le importaba, si todo iba como ella esperaba, al anochecer estaría con su hermana y sus dos sobrinas. Demasiado tiempo había transcurrido desde la última vez. Hizo lo de cada día; se  preparó, desayunó y partió a trabajar. Limpió los cuatro portales de siempre y aparentemente todo seguía la misma rutina desde que llegara a vivir a Zaragoza, sin embargo en su interior sentía que la nostalgia por no estar con su hija y su madre se veía mitigada por la ilusión de ver a sus familiares. La tristeza y la soledad parecían haberse congelado por unos días con solo pensar en Ángela y la pequeña Paula, sus niñas. Mientras trabajaba y de camino a la estación su mente  repasaba inquieta la relación con cada una. De  Angela, su sobrina mayor, recibe su complicidad; confían una en la otra como las mejores amigas. La jovencita es capaz de abrir su corazón de par en par; sabe como le van las cosas en la escuela, de sus problemas con los chicos de su clase o las discusiones que oye en casa entre su madre y su padrastro. Tanto le dicen sus penas como sus alegrías, todo aquello que a sus 12 años le podría suceder. Paula, la pequeña, le brinda toda su ternura y alegría, con sus  cuatro años busca en su tía  alguien con quien compartir sus juegos, sus risas. Ella es quien más le recuerda a su hija.

Añora a su hija y a su madre, también su tierra. Se pregunta cuando podrá regresar a su país; aunque ya lleva tres años en Zaragoza no quiere pensar que su estadía  pueda ser para toda la vida. Desea darle una buena vida a su hijita, pero no desea que ella crezca en un país tan distinto al suyo, con costumbres tan diferentes. Sueña con estar en su pueblo tomándole la mano . A menudo pensaba que la vida había sido muy dura con ella, la viudez no tendría que haber llegado a su vida a tan temprana edad, su marido las había abandonado demasiado rápido, pensaba. Las cosas no fueron como esperaban, la vida les torció el camino y  por ese motivo tomó la decisión de marcharse.  Desde entonces dejó de pensar en sus sueños, solo piensa en darle lo mejor a su hija. El miedo muchas veces confunde su mente, la  indecisión y el desasosiego no la abandonan durante semanas, sin esperarlo, se vio sola decidiendo y buscando en un país y una ciudad desconocida, una oportunidad que le cambiara la vida o por lo menos que le ayudara a cambiar la vida de su hija.

Aquel día terminó con su trabajo lo más rápido posible, no iría a comer a la habitación que alquilaba, pero si tendría que ir a recoger su maleta. De camino pasó por un colmado latino, compró frutas y verduras típicas de Colombia para llevárselas de regalo a sus sobrinas y a su hermana. Sería una sorpresa para ellas. En su corazón las emociones se le disparaban, se sentía ilusionada, nerviosa, ansiosa.

Llegó a la estación  de trenes con media hora de antelación, miró en casi todos los puestos de golosinas  y  en los de souvenir, sin embargo no entró en ninguna, llevaba a cuestas demasiadas cosas. Se detuvo ante una perfumería, no pudo aguantar la tentación y entró. Primero miró y luego buscó,  pensó que a su sobrina mayor le gustaría un brillo para labios. Lo cogió, y para su propio asombro, se vio comprando una barra de labios para ella. No recordaba la última vez que se había comprado algo así desde que vivía en España. Prácticamente todo lo que ganaba se lo enviaba a su hijita y a su madre, con el resto intentaba vivir lo mas dignamente posible.

Se subió al tren cuando faltaban 10 minutos para salir, era la primera vez que visitaba Barcelona, estaba deseosa de que el tren partiera y llegase a su destino. Extrañaba tanto a su hermana y a sus sobrinas, estaba deseando abrazarlas. El tren comenzó su marcha, ella sentada al costado de la ventanilla veía la ciudad pasar ante sus ojos. Escuchó una voz que le hablaba.

Él. : ¿perdone, es este su asiento?

Ella. : ¡ah!, Disculpe. No, mi asiento es este del pasillo, ya le doy a usted el suyo.

El viajero mirándola a los ojos le dice que si ella prefiere la ventanilla, le cedía su asiento. El viaje comenzó, dentro de cinco horas llegaría al final del recorrido. El hombre se presentó, iniciando así una  conversación. Ella le mira y le escucha. Hablan, se ríen.  En su interior ella se da cuenta de que la voz de este hombre le agrada. Pasaron las horas, conversaron de distintas cosas desde lo más obvio como de que país era hasta de la familia. A medida que el tiempo transcurría, su mente olvidó el motivo de su viaje. Siente que este hombre español es gentil, respetuoso.

El: me gustó mucho Colombia. Fui  hace algunos años por motivos de trabajo pero hice coincidir unos días de vacaciones para  recorrer algunas ciudades. Es realmente hermoso.

Ella: si es muy bonito. Tengo muchas ganas de volver aunque no sé cuando podrá ser. Espero que no pasen muchos años más. 

Ella le cuenta que es la primera vez que visita Barcelona y que por fin verá a sus niñas. El tren está entrando en los límites de la ciudad, vuelven los nervios, el corazón le late más rápido. Él cortésmente le da su número telefónico, por si necesita alguna cosa, le dice.  Bajan del tren, él le ayuda con las bolsas. Se despiden amablemente, con simpatía el uno por el otro. Estando así ven venir a sus familiares.  Se dan la mano, una breve mirada y una pregunta: ¿Podría verla cuando vuelva a Zaragoza?.

Lo mira sonriendo, le da su nombre y apellido, Luciana DomínguezLlámeme cuando esté en la ciudad. ¡Adiós!... Avanza veloz al encuentro de las niñas. Le dio tiempo de mirar hacia él casi a la vez que recibía abrazos y besos que desde hacía tanto tiempo anhelaba.  A lo lejos él va caminando, se vuelve, se encuentran con la mirada  y a la distancia se sonríen.

Acuérdate, sé respetuoso/a con mi trabajo, si no te gusta simplemente busca otro contenido acorde contigo, seguro lo hay. Y por supuesto, puedes compartir lo que publico, mencionándome en las entradas que hagas a través de cualquier medio.

Deja un Comentario

Contacto

¿Tienes preguntas?

¿Quieres colaborar como marca o persona inspiradora? ¿O tienes otras ideas interesantes?
Escríbeme a través de este formulario, en breve me pondré en contacto contigo.

    Las Horas del Verano © 2025. Todos los derechos reservados.

    Go to Top