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He comentado en algunos momentos que este verano que terminó recientemente, ha sido diferente e intenso, es por eso que he parado de hacer concentrándome en lo imprescindible. Esta pausa se vio motivada por asuntos familiares que escapan a mi control o mi influencia.
Decidí darme tiempo fuera en casi todo lo que podía, me enfoqué en atenderme, en amar y jugar con mi hijo, estar con mi familia y especialmente con mamá. Ella, es sin duda, quien me ha enseñado muchas cosas a lo largo de mi vida y este período ha sido fundamental verla y acompañarnos, en la medida de nuestras posibilidades.
Si bien ha habido momentos difíciles también ha habido mucho amor, introspección y asentamiento del aprendizaje. He dado gracias a mi Vane del pasado (como dicen por ahí) por haber hecho las terapias necesarias, por saber escucharme y atenderme, por encontrar y crear refugio, por confiar, por llorar el dolor y por saber reír con todas mis ganas.
De la indecisión, de la búsqueda, del no hacer, de mantener la calma y también de entregarme al caos. De poner límites saludables. Todo en proceso de aprendizaje, de práctica constante. Prueba y error, como todo en la vida. Quedándome con la experiencia.
Decidir y hacer todo lo que está de mi mano para ir a la naturaleza, recordarme que soy naturaleza, que soy un todo y que estoy íntimamente interrelacionada con cada ecosistema, es un acto terapéutico. Sentir las fuerzas de las cascadas, la tierra húmeda, los bosques con sus luces y sombras, plenos de vida. La profundidad de las aguas de los ríos caudalosos, los lagos entre las montañas, la risa y el juego de mi hijo. Conectar con el amor, la paz, la calma. El silencio y la mirada infinita intentando abarcar el horizonte.
Conciencia de que la vida sustenta la vida. Escuchar esto fue una super bomba poderosa para siempre llevarla encima. ¡Wow!
Y en lo práctico, significó dejar de escribir el blog y difundirlo mínimamente. Lo que sí hice fue leer, me puse manos a la obra con los libros, digitales y físicos. Dirigí mucha energía a las palabras, las lecturas, a encontrar vida y paz en las historias que encierran los libros, también a disfrutar. Qué importante es disfrutar lo que hacemos. Disfrutar nuestra vida.
Así es que aunque las circunstancias no eran del todo “felices” puse mi empeño en los resquicios de luz. En amar.
Para siempre recordar: — VIDA SUSTENTA VIDA —
Acuérdate, sé respetuoso/a con mi trabajo, si no te gusta simplemente busca otro contenido acorde contigo, seguro lo hay. Y por supuesto, puedes compartir lo que publico, mencionándome en las entradas que hagas a través de cualquier medio.