Hace algunos días estuvimos haciendo una actividad con Aitor con la Reconquista Peatonal, hicimos un recorrido por los barrios San Borja y Lastarria alrededor del GAM. Fue algo tan sencillo como caminar y descubrir, por parte de los propios vecinos, la historia de ciertos puntos señalados, tales como Plaza Pedregal y Parque San Borja, esquina Corvalán y Merced, Villavicencio con Lastarria, Plaza Veracruz y plaza zócalo del GAM. Este recorrido lo hicimos Aitor y yo, cada uno fue plasmando en un fanzine su propia impresión de la ruta.
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La caminata fue interesante, más viendo como Aitor a sus siete años observa y escucha, expresa sus ideas e interactúa con las demás personas. Que él pueda sentir como nos relacionamos entre nosotros, en entornos distintos a los familiares o conocidos, y con el propio ambiente y personas desconocidas. Fue sorprendente ver cuantas personas hicimos esta ruta, una gran variedad de participantes: juventud, infancia, tercera y mediana edad.
Me quedé con algunos conceptos que fueron apareciendo en el transcurso del trayecto, tanto por parte de los asistentes como de la organización, entre otros: cooperativas, encuentro, observar, construir, urbanismo, independencia, convivencia, artistas, disidencias, bohemia, arquitectura, etc. Me hubiese gustado escuchar algunos, que muchas veces se pasan por alto, quedándose en esa nebulosa donde comienza a quedar todo suspendido, casi invisibles: mujeres-madres e infancia. En barrios y ciudades, habitamos las mujeres-madre junto a nuestros hijos e hijas, y sin duda, aún es un desafío situarlo en el relato para lograr la perspectiva de la niñez y mujeres-madre. Es algo que nos queda por trabajar, como sociedad.
Por otra parte, fue lindo escuchar las reflexiones de algunos participantes: para unas fue una experiencia emocional significativa, no fue necesario mas que verla para darse cuenta de lo importante que era para ella el hecho de hacer la ruta. Otros, dijeron, ser vecinos turistas, que viviendo estos últimos diez días en el barrio pudieron llevarse una grata experiencia justo antes de partir del país, y que entre su ciudad y esta había similitudes y formas de vivir que mas bien parecían unirlas, maravilloso. Luego, hubo quienes señalaron esta capital como su segunda ciudad natal, y que la aprecia tanto como a su lugar de origen, que aunque sea de campo, esta mega ciudad le acoge a él, a su familia, sus nietos; Santiago y Colchagua implican hogar para ellos.
Personalmente, la reflexión casi siempre la llevo al mismo lugar, a la consideración de nosotros mismos y a las relaciones. ¿Hay algo mas lindo en cualquier parte del mundo que conocer (nos) y relacionarnos? La ciudad, sin duda alguna es un lugar idóneo, y debiera propender a entregar condiciones optimas para la vida. Desde mi mirada, en cada lugar existe la posibilidad de serlo todo, y ¿qué es ese todo?, la respuesta cada cual la sabrá, es particular, es nuestra esfera profunda, intrínseca, acaso. Caminar la ciudad solo o en compañía, a su vez, nos hace valorar y cuestionar esos rasgos colectivos – sociales – migrantes. La ciudad y sus barrios es buscar – y encontrar – refugios de belleza entre el caos, el hormigón y el bullicio. La ciudad, en continua transformación, con tantos seres pulsando vida y también despidiendo la vida, con nuestras caminatas personales y colectivas, puede antojarse transitoria, única, irrepetible, como nosotros mismos. Una oportunidad para ser y estar, vincularse desde el respeto y la conciencia.
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Para ver detalles de esta bella actividad, puedes visitar el instagram de La Reconquista Peatonal
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